Tras poner por escrito la historia de mi abuelo Norberto (la puedes leer aquí), un hombre que no lo tuvo nada fácil y ver que había calado en alguno de vosotros, os pedí que me contárais un poco más que os había provocado esta historia. A raíz de vuestras respuestas ha salido este otro texto donde mezclo historia real, vuestras respuestas y mis reflexiones… y he de decir que he recuperado un poquito la fe en el ser humano a pesar del país imbécil que vemos cada día en los medios. Gracias.
«Nadie cree ya en la leyenda de la represión española. Todos saben incluso por informes directos de los suyos, cómo se administró la justicia de Franco, con qué benevolencia, con cuánta escrupulosa apreciación de las razones complejas determinantes de muchas conductas, proceden sus gobernantes. Volved, pues, a la España, Una, Grande y Libre que os espera. Cuando la guerra os deja huérfanos en tierras extranjeras, vuestra Patria os llama. Todos los españoles de conciencia limpia y pasado honrado tenéis allí vuestro puesto para trabajar en la empresa de hacerla mejor y reparar sus males»*
*Texto del Cartel-manifiesto titulado «A los Españoles residentes en Francia». Con el objetivo de repatriar a los españoles exiliados en allí.
“Vuestra patria os llama” Esa patria que hace dos días los quería matar por pensar diferente, por poner en tela de juicio el poder de la religión, el sistema monárquico y ensalzar la igualdad de oportunidades.
“Españoles de conciencia limpia y pasado honrado” Como si fuera una deshora pensar diferente a los que ahora mandaban…
¿Creéis que las repatriaciones a España desde los campos de refugiados fueron así de fáciles? Con un cartel, un poco de propaganda e intentando allanar el camino para una vuelta pacífica, el gobierno galo apoyó estas repatriaciones o en su defecto la re-inmigración a terceros países.
Como estrategia de comunicación esta campaña tenía alguna que otra fisura y mucho de mentira. Algo que siempre se le echa en cara a la publicidad muy a mi pesar.
Volviendo a la historia, en diciembre de 1939 según datos del Ministerio del Interior francés, permanecían en el país sólo 140.000 exiliados, la mayoría excombatientes.
Más de la mitad de los refugiados que no volvieron a España en las repatriaciones se incorporaron a las Compañías (organizaciones paramilitares al servicio del ejército francés). Esta elección era más o menos voluntaria hasta que Alemania invadió Francia (II Guerra Mundial). Ahí Francia cambio su política de apoyar las repatriaciones. Ahora los españoles en Francia solo tenían dos opciones, engrosar las filas de esas unidades armadas francesas o ser mano de obra para los alemanes. Ya sabéis donde terminó mi abuelo.
Dada su forma de ser entiendo que su elección de formar parte estas unidades armadas, a parte del miedo de volver a la España de Franco, fue como ya os conté, por querer seguir luchando por lo que creía justo, por querer seguir luchando por su idea de vivir. Esto es algo que habéis destacado casi todos a los que os he preguntado qué os han parecido la historia de Norberto.
“Me produce una sensación de orgullo y piel de gallina, la superación y ganas de defender lo tuyo y tus ideales frente a todo”.
También habéis destacado los sacrificios que la generación de nuestros abuelos hizo para qué hoy vivamos como lo hacemos.
“Vivimos con tantas facilidades que la vida pasa casi sin enterarnos y a veces olvidamos lo que otros tuvieron que luchar”.
Pero a este respecto si veo diferencias en como habéis planteado ese “sacrificio” que personas como mi abuelo tuvieron que hacer. Sin pretender ser una encuesta estricta y medida he visto en vuestras respuestas diferencias según la edad. Los más jóvenes ven esta historia más cercana, “tan cercana que asusta” decís. Lo asumís con tristeza pero a la vez con optimismo, con ganas, incluso algunos con esperanza de no dejar esa lucha en la actualidad con otras formas, sí, con otros objetivos, sí, pero con el mismo espíritu.
En cambio los más mayores, valoráis el esfuerzo pero veis a la sociedad resignada. En vuestras respuestas se entiende el agradecimiento hacia ellos y creéis que es necesario conocer y reconocer este tipo de historias que nos han hecho llegar hasta donde estamos hoy. Pero creo que se ve como algo que ahora o no toca ya hacer, o no se ve tan necesario.
No se ve tan necesario porque el odio ya no mata. Ya no mata a balazos en tu país, en tu ciudad, pero sí siembra ideas que ponen en peligro la vida de los demás. Y sí mata a balazos al otro lado del mar.
“esa mirada penetrante de ojos perplejos, estupefactos, de mujeres embarazadas inmigrantes que están viniendo a la consulta buscando solo un gesto cómplice de que yo estoy aquí.... para sostenerte sin tocarnos pero respetando tu duelo y dolor por dejar tu país y tu tierra para poder sobrevivir”
En un mundo tan global que en pocos días lo que pasa a miles de kilómetros se convierte en local, creo que es aún necesario no dejar tus ideales a un lado y conformarte con tu tranquilidad.
“Todos deberíamos de aprender de ellos para no repetir los errores del pasado”
Deberíamos aprender de ellos de nuestros abuelos, deberíamos retener en la memoria lo que otros hacen por nosotros actualmente, y deberíamos de dejar de mirarnos el ombligo. Vivimos en un mundo global en el que no solo importa lo que pasa en tu casa, pues todo influye.
Mi conclusión a todo esto no la escribo yo, lo hace uno de vosotros a los que os he preguntado, porque yo no puedo hacerlo mejor, y firmo cada una de sus palabras:
“La sociedad tiende a encerrar la historia en libros dándola por estática y terminada, cuando en realidad la cantidad de lazos que nos unen a ella en el presente son innumerables, y leer historias así hace darte cuenta de que no es tan lejano ni nos es tan ajeno aquello que está escrito en esos libros”.