El ejército francés
Las 38 heridas tuvieron muchas
consecuencias en la vida de mi abuelo Norberto. Mis padres recuerdan que mi
abuelo contaba historias de lo vivido muy de vez en cuando y que casi nunca
relacionaba fechas, no se acordaba con
claridad. Pero les contó que a pesar de ello no pudo estarse quieto una vez
más, si no todo lo contrario. Y se alistó, esta vez, en el ejército francés.
Volvió a luchar en otra guerra, esta vez más grande, esta vez más
peligrosa. Y esta vez no era por defender su idea de país, pero sí por defender su idea de vivir. Y otra vez
su idea de vivir no era la idea victoriosa, al menos en un principio, pues
acabó en un campo de concentración
alemán.
¿En qué año? Ni idea. ¿Cuánto
tiempo? Tampoco lo sabemos. ¿Con quién? Eso sí lo recordaba con su amigo de
Torrelavega Manuel Acebal.
Dice mi madre que contaba cómo
cuidaban y alimentaban a los gatos para utilizarlos después y saber si las
vallas del campo de concentración estaban electrificadas o no para intentar
salir de allí. Ahora lo piensas y es cruel usar a animales, pues muchos de
ellos morirían de esa manera. Pero más cruel era como trataban en aquel lugar a
los seres humanos. No sabemos cómo, pero consiguieron
salir de allí, aunque no lo
consiguieron todos. Mi abuelo Norberto también contaba como a uno de ellos lo
mataron al intentar escapar. No me puedo ni imaginar lo duro que sería, o quizá
no, quizá estaban ya tan acostumbrados a eso que no era más que una parte de su
realidad.
Todo esto no lo detuvo, y mi
abuelo volvió al ejército francés, y acabó siendo jefe del Sexto Batallón de Seguridad después de la guerra. Los españoles en el ejército francés servían
como tropa extranjera firmemente adscrita a la Francia Libre (no eran una
unidad autónoma de ésta), aun así llevaban bordados en sus uniformes la bandera tricolor pues aún pensaban
que ese núcleo de españoles pondrían volver como un reformado ejército
republicano. Pero eso nunca llegó a
suceder.
La historia que más orgulloso
contaba es como llegaron a París con las
banderas francesas y republicanas. No defendía ya a su país, o a su idea de
país pero los españoles que ayudaron a liberar París del yugo nazi no olvidaban
que en España estaban bajo una dictadura impuesta cruelmente.
Montrejeau
Montrejeau es una población
francesa cerca de la frontera con España desde la que, tras dejar París, hacían
incursiones en España. Hasta allí se trasladaron, con un grupo de españoles, mi
abuelo junto a la que más tarde sería su primera mujer, una parisina llamada Mariette
Ginette.
Copia del libro de familia
francés
Colette Norberta y Daniele Belén
eran sus hijas, vaya mezcla de nombres hicieron. Y ahora la rara soy yo por
llamarme Leia (como la de Star Wars, sí) pero se ve que en mi familia lo de
tener un nombre convencional no nos gusta. Una excentricidad más.
Como se puede ver este libro de
familia con fecha de 1960 es una copia, pues el original se perdió junto a
todas sus pertenencias en la catástrofe de Fréjus. Una catástrofe que no solo
se llevó cosas materiales, si no que también se llevó de nuevo su vida ahora que parecía estable.
Esta nueva pérdida la contaré en la tercera y última entrega. Ya no había guerra, ni balas que esquivar pero fue la peor perdida.
Texto: Leia Cuenca
Ilustraciones: Mónica Recio
Grande Norberto abuelo, gran relato !!
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